«BUENO O MALO» ABRE LA PUERTA

Muchos de nosotros, cuando pensamos en acercarnos a Dios, existen algunas reacciones como por ejemplo, los que piensan que es un signo de debilidad, que provoca una incomodidad o sensación de vergüenza y otros, que piensan que tienen que cambiar primero para acercarse a Dios, de hecho quién no se ha sorprendido cuando escuchas de alguien que conoces que está metido en problemas o lleva una vida desordenada a la vista de todos y quiere acercarse a Dios, hasta bromeamos diciendo que si llega a la iglesia va a empezar a oler a azufre o va a agarrar fuego la iglesia.

Esto me recuerdo a los religiosos en el tiempo de Jesús, los fariseos y maestros de la ley.

Lucas 5: 27 Después de esto salió Jesús y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado a la mesa donde cobraba.—Sígueme —le dijo Jesús.28 Y Leví se levantó, lo dejó todo y lo siguió.29 Luego Leví le ofreció a Jesús un gran banquete en su casa, y había allí un grupo numeroso de recaudadores de impuestos y otras personas que estaban comiendo con ellos. 30 Pero los fariseos y los maestros de la ley que eran de la misma secta les reclamaban a los discípulos de Jesús:—¿Por qué comen y beben ustedes con recaudadores de impuestos y pecadores?

¿Por qué se asombraron y se indignaron de que Jesús y sus discípulos compartieran con gente tachada por la sociedad como pecadora y de mala reputación? Pudieron pensar que Jesús y sus discípulos, al compartir con ellos, aprobaban su mala vida, ya que los recaudadores de impuestos eran conocidos por robar y extorsionar.

También pudieron haber pensado que para acercarse a Dios necesitas primero ser puro y recto y luego te acercas dignamente a Dios., por lo tanto, si Jesús predicaba acercarse a Dios, cómo podía estar cerca de persona “impuras”, “indignas”.

Lucas 5:31 —No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos —les contestó Jesús—. 32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.

Jesús les responde con una gran verdad, uno de los requisitos para volverse a Dios, predicado por Jesús fue el arrepentimiento y creer en Dios y Jesús como su salvador (Marcos 1:14-16).

La fe cristiana se basa en reconocer mi necesidad de Dios.  ¿Quién que se cree sano o autosuficiente y sin culpa alguna, necesitará de Dios?

Se requiere humildad para reconocer que he ofendido a Dios quizás con mi forma de pensar, con mis actos, con mi forma de vida y para eso necesito primero acercarme a Dios, así indigno, “enfermo”, impuro y pecador, para conocerlo y saber qué es correcto y que no lo es, desde el punto de vista de Dios y no del mío, con esa conciencia y la fe que produce estar cerca de Dios, ocurre la transformación.

La mayoría de las personas que he conocido y me incluyo, se han esforzado por ser buena gente, buenas personas, evitan lo que es obvio en la sociedad que te tacha de “mala persona”, robar, matar, hacer el mal a otros, entre otras cosas más. Lamentablemente, ese esfuerzo te hace sentir orgulloso de ti mismo y cuando alguien te invita a acercarte a Dios, piensas que no lo necesitas porque ya eres bueno, eres buena gente y por lo tanto estás bien con Dios.

Por otro lado, si no estás orgulloso de ti mismo y te avergüenzas de cosas que has hecho que no querías hacer, te sientes indigno y no te siente con la fuerza para cambiar y ser bueno para estar cerca de Dios.

Estas dos posturas son igual de erradas a los ojos de Dios, primero nadie es bueno, solo Dios, nuestra naturaleza humana tarde o temprano conforme perdemos la inocencia al crecer, empezamos a pecar consciente e inconscientemente también y sin importar como te mires a ti mismo, eso nos aleja de Dios porque Él es santo y solo Dios puede santificarnos para poder estar cerca de Él y por eso nos llama al arrepentimiento a reconocer nuestra necesidad de comunión y cercanía con Él, a reconocerlo en todo lo que hacemos y darle el lugar que merece en nuestra vidas y dejar que nos guíe y sus propósitos se cumplan en nosotros.

No necesitas ser digno y puro para acercarte  a Dios, de hecho aunque lo intentáramos, no podríamos. Si así fuera no necesitarías la gracia de Dios, el perdón sin merecerlo, la santificación, tú mismo podrías sanarte, limpiarte y salvarte, no necesitarías de Dios.

Dios no nos mira como nosotros mismos o las demás personas nos miran, Él sabe de qué estamos hechos y lo imperfectos que somos y nos ama así, aún si estamos en el momento más oscuro de nuestras vidas y desde allí, si nos arrepentimos y lo buscamos, creyendo en su amor por nosotros y en su poder para transformarnos, el milagro ocurrirá y no será por un momento solo por aliviar una culpa, realmente vamos a querer seguirle, amarle, hacer su voluntad, vivir en comunión con él y eso se traduce en un cambio radical en tu estilo de vida, es el resultado de estar cerca de Dios.

Apocalipsis 3:20  (NVI) 20 Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.

Jesús te sigue invitando a tener una relación cercana con él, abre la puerta, conócelo y síguelo.

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