
Uno de los regalos que agradezco mucho a Dios, son los amigos que me ha dado y que compartimos muchas cosas en común, especialmente nuestra fe y amor por Dios. Hace 20 años, mi esposo y yo tuvimos el privilegio de ser misioneros en el bello país de Nicaragua, amamos mucho esa tierra y conocimos gente hermosa, sencilla, cariñosa y llena de fe. Allí conocí a mi amiga del alma, María Gema Mendieta, una mujer profesional, inteligente, guapa, amorosa, divertida y principalmente con un corazón que ama a Dios y busca agradarle. Yo aprecio muchísimo eso de ella y agradezco lo que he aprendido de su corazón en estos años de amistad. María Gema ha servido a Dios como misionera junto a su esposo, renunciando muchas veces a la comodidad, a la seguridad y la estabilidad. Aunque la distancia nos ha separado, siempre buscamos la manera de estar comunicadas y gracias a Dios por la tecnología que nos permite hacerlo. Actualmente vive en Panamá junto con su esposo y sus dos hermosas hijas.
Hace unos días me compartió un devocional que había escrito y compartido con otras mujeres cristianas, sobre cómo ha afrontado esta crisis del COVID-19, y cómo se ha sentido muy desafiada a crecer espiritualmente, en este tiempo de adversidad. Panamá, lamentablemente, ha sido uno de los países, en la región centroamericana, que han sido más golpeados con muchos casos y muertes, debido a esta enfermedad y actualmente tienen medidas muy fuertes de cuarentena para poder contener los contagios.
Quiero compartir con ustedes este devocional, porque podemos identificarnos y la vez, animarnos a vencer nuestros propios desafíos.
CRECIENDO EN LA ADVERSIDAD
(por María Gema Mendieta de Cárcamo)
Vivimos tiempos tiempos difíciles, tiempos de adversidad, nos enfrentamos a un enemigo invisible y fuerte, una pandemia que nos produce temor, angustia, tristeza al saber de tanta gente enferma, sufriendo, muriendo, tanto desempleo. ¿Cómo estás viviendo todo esto tú? ¿Cómo estás procesando esto en tú corazón?
Para mí ha sido un proceso de adaptarme y convertirme en profesora para mis hijas, que aún son pequeñas, mientras hago el quehacer en el hogar y trato de llevar todo el estrés que genera esta situación. Al inicio, empecé a despertarme en la madrugada porque mi corazón no estaba en paz sentía temor de contagiarme y no poder cuidar a mis hijas o peor aún, que ellas se contagiaran, temía por mi mamá que vive en Nicaragua, donde no se están tomando las medidas adecuadas para enfrentar esta crisis, temía que mi esposo perdiera su empleo. Ante todo esto oraba y por ratos me sentía tranquila pero otra vez volvía a angustiarme. Entendí que necesitaba orar más y aferrarme a las promesas de Dios.
Nuestra fe está siendo probada. La lucha no solo es contra el Covid 19, sino también es una lucha espiritual. Tenemos que prepararnos para poder vencer.
En toda crisis también hay oportunidades y esta es la oportunidad de crecer en la adversidad, de crecer en nuestra fe en Dios. No sabemos si vamos a contagiarnos, o lo que pasará mañana, pero podemos vivir un día a la vez, esforzándonos por salir aprobados y ganar la batalla más importante de todas, la batalla de la fe.
LUCAS 22:39-44 39 Jesús salió de la ciudad y, como de costumbre, se dirigió al monte de los Olivos, y sus discípulos lo siguieron. 40 Cuando llegaron al lugar, les dijo: «Oren para que no caigan en tentación». 41 Entonces se separó de ellos a una buena distancia,[a] se arrodilló y empezó a orar: 42 «Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo;[b] pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya». 43 Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo. 44 Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra.[c]
Nosotros podemos sentir angustia ante toda esta situación que estamos viviendo, pero vemos aquí a Jesús vivir una angustia a otro nivel, sudaba gotas de sangre, estaba sintiendo tanto stress…
Para nosotros contagiarnos e incluso morir es solo una posibilidad, para Jesús su muerte era una realidad, estaba a horas de ser entregado.
Me impacta tanto su corazón que no se rindió, que fue capaz de enfrentar todo este sufrimiento por amor a nosotros, y además me impacta porque ante la angustia, él oró tres veces, sintió que una vez no era suficiente y regreso a orar hasta sentir que estaba listo para enfrentar lo que viniera.
Los discípulos se quedaron dormidos, no se prepararon suficiente, a lo mejor no entendían en ese momento lo que iban a enfrentar, luego cuando Jesús fue entregado, huyeron y lo dejaron solo.
Como les compartía, yo me despertaba en la madrugada, porque no estaba leyendo mi biblia lo suficiente, ni orando lo que necesitaba mi corazón para enfrentar este tiempo. Tenemos que prepararnos espiritualmente lo suficiente para poder transformar el miedo y la ansiedad que nos viene, en confianza y paz.
Puede que las cosas no cambien o incluso que empeoren, pero si estamos cerca de Dios, nuestra paz no va a venir de las circunstancias, sino de Dios.
JUAN 14:27 La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.
La paz que da el mundo es aquella que dice: “no hay problemas, entonces tengo paz” “si tengo ahorros para enfrentar la crisis, entonces tengo paz” “Si tengo suficientes alimentos guardados, entonces tengo paz”
Sin embargo, la paz de Dios es aquella que no depende de las circunstancias, es algo profundo y perfecto que solo Dios puede darnos.
Aquí en Panamá hay una línea telefónica 169, para recibir atención psicológica, porque la gente está descontrolada, sin embargo Dios nos dice:
FILIPENSES 4:6 No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.
Hay gente que no va a morir de coronavirus pero van a morir de stress, depresión o incluso suicidio. La violencia doméstica ha incrementado por el encierro, mujeres encerradas con su agresor, el abuso infantil también ha incrementado…¿es triste no crees? nuestra sociedad urge de Dios.
GÁLATAS 5:22 En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad.
Estar en casa puede sacar lo mejor o lo peor de ti. Nuestro carácter también se va a poner a prueba.
¿Como te está yendo a ti? ¿Como le hablamos a nuestra pareja, a nuestros hijos o familiares? ¿Qué les transmitimos? ¿Fé o angustia y quejas? Podemos poner en el ambiente del hogar algo especial, aprovechar la oportunidad de estar en casa para enamorar a nuestra pareja, consentirle, para ser los mejores amigos y compañeros en este tiempo, disfrutar de momentos especiales. Fortalecer nuestra relación con nuestros hijos y familiares. Solo cerca de Dios podemos tener el fruto del Espíritu Santo reflejado en nuestra vidas a través de una actitud amorosa, amable, pacientes y llenos de paz, en medio de la crisis, realmente es posible con la ayuda de Dios. Como padres de niñas pequeñas nos estamos enfocando en disfrutar a nuestras hijas, jugamos con ellas, las atendemos, pero también tratamos de que se duerman temprano y luego invertir tiempo para nosotros como pareja, ver una película, orar juntos, hasta a veces prepararnos un snack y compartir cosas divertidas que vemos en las redes etc…
Como esposas, aún en medio de la crisis, debemos sacar un tiempito para arreglarnos, aunque estamos en casa, debemos arreglarnos para nuestros esposos y no pasar en bata todo el día. Esto nos ayuda incluso a nosotras y transmitimos un ambiente diferente a nuestro alrededor.
Reflexionemos cómo estamos tratando a nuestra pareja, hijos o familia, que están viviendo con nosotros esta situación.
Los frutos del espíritu son un regalo de Dios para nosotros y para los que más amamos, nuestras lindas familias.
Dios quiere que crezcamos espiritualmente ante la adversidad y salir de esta crisis siendo mejores padres, más pacientes, más cercanos a nuestros hijos, con matrimonios fortalecidos, una mejor relación con Dios y más compasivos que nunca, para ir y ayudar espiritualmente a otras personas.
Finalmente recuerda no estamos solos, Dios está contigo, él te cuida, él te provee, el mueve corazones y voluntades a tu favor de esto yo soy testigo.
Finalmente, lo que veíamos venir, sucedió, mi esposo fue suspendido temporalmente de su trabajo, pero nada nos a hecho falta, hemos tenido alrededor personas que nos han apoyado y no hablo solo de personas cercanas, sino personas como nuestro arrendatario que ha sido comprensivo y nos ha dado la oportunidad de seguir alquilando la casa donde vivimos y esperarnos para poder continuar con los pagos de la renta. No es fácil estar en otro país, lejos de la familia, viviendo esta situación, pero sabemos que Dios está detrás de las personas, ayudándonos, nuestra Fé lo cree. ¡DIOS ES FIEL! te comparto estas promesas increíbles a través de las cuales Dios nos dice «estoy contigo»
MATEO 28:20 Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
ISAÍAS 43:2 Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas.
SALMOS 23:4 Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.
hebreos 13:5 …porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré».
¡GLORIA SEA A DIOS!