He descubierto que una de las cosas más difíciles cuando estás pasando un tiempo de difícil, es que muchas veces y me atrevo a decir que la mayoría de las veces, no entiendes el propósito y quieres encontrar desesperadamente algo que te diga o te de la seguridad que al final todo estará bien, que solo debes tener paciencia. Cuando estás a travesando un tiempo de sufrimiento, te asaltan toda clase de miedos o más bien terrores y ansiedades. Te quedas sin aliento de tanto llorar y solo quieres que termine pronto, aunque realmente se hacen interminables los días.
Sin duda alguna, es en estos tiempos en que podemos llegar a conocernos a nosotras mismas de una manera muy profunda, porque sale a la luz lo que realmente pensamos y sentimos sobre Dios, la vida, lo que es importante para nosotros.
Los dos últimos años han sido los más difíciles de mi vida como mamá mis dos hijos ya son mayores de edad, en pocos meses cumplirán 24 y 20 años ¡casi nacen el mismo día! Los dos cumplen años en septiembre con un día de diferencia entre sus cumpleaños.
Si eres mamá de adolescentes o hijos jóvenes adultos y que aún vivan en tu casa, quizá te puedas sentir identificada conmigo. Quizá las situaciones varían (embarazos fuera del matrimonio, drogas y vicios, enfermedades graves, cambio en la orientación sexual, rebeldía extrema, entre muchas otras) pero los sentimientos son muy similares y yo quiero compartir contigo los sentimientos que experimenté en este tiempo.
Cuando recién te enteras de la situación que está viviendo tu hijo o hija, sientes como que te dieron un golpe que te sacó el aire, es devastador, te toma tiempo asimilar la situación y hay una gran sensación de incredulidad, cuesta creer que esté pasando, parece una pesadilla y reina una sensación de confusión y tristeza.
También llegan los sentimientos de culpabilidad y muchas preguntas más ¿qué hice mal? ¿en dónde me equivoqué? ¿es acaso un castigo de Dios? ¿Dios me ha abandonado? ¿Por qué si Dios es amor permite esto? Y muchas veces te cuestionas todo lo que has creído en relación con Dios, la vida, la familia, la iglesia.
Un pensamiento que permanecía mucho en mi mente era: ¿qué sentido tiene? Había una necesidad muy gran de querer entender lo que estaba pasando.
También buscaba en mi razonamiento algo que me pudiera darme la llave para acabar con la tristeza, una solución efectiva para cambiar la situación. Eso me llevó a obsesionarme con la situación, a querer tomar el control y querer hacer algo. Todo giraba alrededor del problema, no podía pensar en algo más, es como que el mundo se hubiera detenido y no pudiera avanzar hasta que la situación se resolviera.
Durante todo este torbellino de emociones y sentimientos, encontré en Dios guía, esperanza, fortaleza y un nuevo entendimiento de las cosas.
Juan 16:33 Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.
Una de las cosas que tuve que recordar, es que no estoy exenta del sufrimiento, aún fuera la cristiana más perfecta del mundo (que no lo soy, ni nadie lo es). El problema es que nos hacemos falsas expectativas de Dios y consideramos que hay cosas que no nos pueden pasar solo porque somos cristianos o somos buenas personas y cuando nos pasan nuestro mundo se desmorona. Aprendí que mis hijos van a tomar sus propias decisiones y las consecuencias no solo las viven ellos, sino uno como madre también las sufre porque los amamos y no tenemos control sobre eso, es parte de la vida. También habrá sufrimiento por consecuencia de nuestros errores, pero también en eso hay un aprendizaje. Dios nos recuerda que habrá aflicciones de todo tipo mientras vivamos en este mundo, pero la clave no es pretender que nunca suframos, la clave es hallar paz en medio del sufrimiento y solo la tendremos a través de Jesús, de una relación personal con él. Podemos vencer los miedos, tristezas y ansiedades a través de Jesús. Es una promesa. Una de las cosas que tuve que recordar, es que no estoy exenta del sufrimiento, aún fuera la cristiana más perfecta del mundo (que no lo soy, ni nadie lo es). El problema es que nos hacemos falsas expectativas de Dios y consideramos que hay cosas que no nos pueden pasar solo porque somos cristianos o somos buenas personas y cuando nos pasan nuestro mundo se desmorona. Aprendí que mis hijos van a tomar sus propias decisiones y las consecuencias no solo las viven ellos, sino uno como madre también las sufre porque los amamos y no tenemos control sobre eso, es parte de la vida. También habrá sufrimiento por consecuencia de nuestros errores, pero también en eso hay un aprendizaje. Dios nos recuerda que habrá aflicciones de todo tipo mientras vivamos en este mundo, pero la clave no es pretender que nunca suframos, la clave es hallar paz en medio del sufrimiento y solo la tendremos a través de Jesús, de una relación personal con él. Podemos vencer los miedos, tristezas y ansiedades a través de Jesús. Es una promesa.
Génesis 50:20 Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.
Dios siempre tiene un propósito en todo lo que hace y en todo lo que permite. La historia de José, que puedes leerla en Génesis del capítulo 37 al 50, es una de las historias de la Biblia, que me inspiró a confiar en los propósitos de Dios. En el versículo 20 arriba mencionado, José comprende después de aproximadamente 22 años, el propósito de Dios en medio de todos sus sufrimientos. Un propósito de bien. José era huérfano de madre y a sus 17 años fue traicionado por sus hermanos despreciado, humillado, calumniado, encarcelado injustamente, olvidado, separado de su padre y, sin embargo, permaneció fiel a Dios a pesar de que no entendía los propósitos de Dios en ese momento. Al final Dios permite que se reconcilie con sus hermanos, que se reencuentre con su padre y que su vida beneficie a miles de personas. Esto me hace pensar que, el que hoy por hoy no entienda el propósito de Dios, no significa que no exista un propósito de bien. Es más una cuestión de entender que Dios es grande y soberano y aunque no entienda sus propósitos, puedo refugiarme y confiar en él. Es una cuestión de humildad ante Dios.
Jeremías 29:11 Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo.
Esta escritura es una promesa de Dios para ti, pero también para tus hijos y para toda la humanidad. He entendido que Dios ama más a mis hijos, de lo que yo soy capaz de amarlos y él quiere salvarlos y darles un futuro lleno de esperanza, por lo tanto, nuestros hijos tendrán su propio proceso para conocer a Dios. Como madres debemos orar fervientemente porque Dios tenga compasión de nuestros hijos y les de una vida espiritual donde ellos puedan conocer el amor de Dios y puedan tomar decisiones guiados por él y que esta promesa se cumpla en sus vidas. Aunque hoy mismo tus hijos se proclamaran ateos y no veas por donde ellos puedan buscar a Dios, recuerda que para Dios no hay imposibles.
Salmos 22:24
Porque él no desprecia ni tiene en poco el sufrimiento del pobre; no esconde de él su rostro, sino que lo escucha cuando a él clama.
En medio de mi sufrimiento, había un dolor que hacía mucho más dura la situación que estaba viviendo y era el sentimiento que Dios era indiferente a mi sufrimiento y mi dolor. Generalmente pensamos eso porque algo nos dice que si a Dios le importara no lo permitiría, sin embargo, comprendí que el amor de Dios no es ausencia de sufrimiento. A Dios le importa mi sufrimiento y quiere consolarme, fortalecerme y guiarme. Dios se conmueve y siente compasión cuando clamo a él y me escucha. Entender esto, me llevo a tener mucho consuelo y alivio en medio del dolor.
Isaías 30:21 Y si te desvías a la derecha o a la izquierda, oirás una voz detrás de ti, que te dirá: «Por aquí es el camino, vayan por aquí.»
Un día que me sentía muy agobiada por la famosa pregunta ¿Qué más hago? ¿Qué decisión tomo ahora? ¿No te ha dolido la cabeza pensando como puedo ayudar a mi hijo o hija? y leí esta escritura y no te imaginas la emoción y alegría que causó en mí, no tengo palabras para expresarlo, fue una revelación para mí, porque nos da tanto miedo equivocarnos, tomar malas decisiones, no estamos seguras de muchas cosas. Leer esta escritura fue escuchar a Dios diciéndome, no te preocupes, yo te guiaré, yo pondré en tu corazón lo que tienes que decidir, yo pondré en tu camino personas, lugares, lo que sea necesario, ¡confía, yo te guiaré! Me sentí alegre y confiada. Tenemos que escuchar la voz de Dios y lo hacemos cuando buscamos en su palabra dirección y consejo. Puedo decirte que Dios ha sido fiel y me ha guiado en este proceso y ha puesto a las personas y la ayuda que he necesitado y he visto su bendición.
Lucas 22:31-32 » Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo. Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos».
Jesús dice estas palabras, justo cuando estaba pronto para que lo apresaran y lo matarán en la cruz y sabía que Pedro (Simón) iba a fallarle por miedo, iba a negarlo tres veces y sabía que después de eso y de su muerte, Pedro pasaría un sufrimiento y un dolor muy profundo. ¿Cómo te levantas de algo así? Eso pensé yo muchas veces, ¿cómo continúo a pesar de? ¿cómo me quito esta tristeza? Tenía miedo de perder mi fe, me sentía como dice la escritura, zarandeada, sacudida totalmente y al leer esta escritura me hizo ir a Dios en oración conmovida hasta las lágrimas, por su amor, su cuidado, como Dios de antemano sabe lo que vamos a atravesar y nos da la tranquilidad que nos mantendremos firmes, Dios confía que lo superaremos porque él está con nosotros y sabe que el sufrimiento nos hace volvernos a él, nos hace ver nuestras fallas y arrepentirnos, nos hace crecer espiritualmente si lo buscamos a Él. He comprendido, que Dios nos da la fe que necesitamos para permanecer firmes y nos fortalece, con el fin de usarnos como fuente de bendición para fortalecer a otros que están pasando por situaciones difíciles.
Isaías 50:10 ¿Quién entre ustedes teme al Señor y obedece la voz de su siervo? Aunque camine en la oscuridad, y sin un rayo de luz, que confíe en el nombre del Señor y dependa de su Dios.
Los tiempos de sufrimiento se caracterizan por hacernos sentir confundidas sin claridad, sin rumbo, como si estuviéramos caminando en la oscuridad. Aún en esos momentos Dios nos llama a confiar y depender de Él. Humanamente no es fácil confiar en lo que no ves, ni entiendes, pero en lo personal he llegado a la conclusión que un propósito de Dios que se mantiene claro en los momentos difíciles es que confiemos en él, que confiemos en su amor. Aunque no veas aún ningún otro propósito, puedo asegurarte de que dejarle el control a Dios de tu situación es uno de ellos y hacerlo transformará tu vida, tu hogar, la vida de tus hijos y la luz vendrá a su debido tiempo.
Gálatas 6:2 Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.
No tienes por qué llevar tu carga sola, busca personas que puedan comprender tu situación y te sientas identificada. Comprende que habrá personas a tu alrededor que no entenderán lo que estás viviendo porque no lo han experimentado o no tienen empatía, pero siempre existen personas que aman a Dios y están dispuesta a ayudar a otros. Precisamente este regalo de Dios de poder encontrar amistad, comprensión y consejo fue lo que me motivó a escribir este blog y poder ayudar a otras mujeres como me han ayudado a mí. A veces solo con hablar y sentirte comprendida es más que suficiente para seguir adelante y sentirte fortalecida.
CONCLUSIONES:
El cristianismo no es ausencia de sufrimiento Nada es sin sentido, Dios tiene un propósito Dios ama a nuestros hijos y tiene un plan para sus vidas A Dios le importa tu sufrimiento Dios te guiará por donde seguir Dios te fortalecerá y te mantendrá firme Confía en Dios aún en la oscuridad En la amistad y hermandad hay alivio y fortaleza
Gracias Blanqui por compartir tu ♥️
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Gracias Nora, te mano un fuerte abrazo.
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